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El Colectivo Estudiantil Ágora fue fundado en razón a la necesidad de construir criterios que problematicen los conflictos sociales, a partir del ejercicio intelectual. ¡Por esto y las innumerables razones que apremian nuestra conciencia, clamamos por la liberación de las ideas y el alto pensamiento crítico!

23 de enero de 2012

Queremos un mundo distinto...





Ha habido días en los que el pueblo ha manifestado su descontento frente a las políticas del gobierno. En esas manifestaciones he visto gran pluralidad de personas y por tanto gran pluralidad de formas de ver el mundo. He visto un buen número de ciudadanos realmente apasionados, pero con esa pasión que parece reducirse a la lucha en sí y que olvida los objetivos que la sustentan y perfeccionan; los he visto movidos por la adrenalina del golpe y por la satisfacción del insulto, desconociendo la humanidad del otro como si no reconocieran la humanidad propia. También he visto ciudadanos que están, simplemente, al margen de los acontecimientos populares, tal vez por desinformación, tal vez por desinterés, o tal vez por tener otras luchas diferentes, con intereses diferentes. Finalmente, al lado de todos ellos, he podido identificar un grupo de ciudadanos indignados, que buscan la forma de caminar hacia el horizonte de lo ideal. 


Entonces me he puesto a pensar…


Cada uno, a su manera, busca aportar en la construcción del mundo que considera mejor, pero esto presenta un problema que luego nombraré. Por otro lado, se me ocurre que en este momento hay un mundo construido, un mundo construyéndose y un mundo por construir.


El mundo construido es el hijo de la historia, pero no de la que cuentan los historiadores, sino de la verdadera historia. Y cómo resultado de ésta, es también un pretendido molde que pretende moldearnos y en el cual pretendemos crecer siendo nosotros mismos. Pero son sólo eso, pretensiones, porque no ha logrado moldearnos a su gusto (lo cual es esperanzador) y porque no hemos logrado la pureza del poder ser nosotros mismos (algo que en vez de desalentar, debe despertar e impulsar al cambio). De todo esto puedo inferir que nuestro ambiente se ha caracterizado por homogenizar y, debo decirlo, la igualdad, que es maravillosa, es algo distinto, pues ésta sólo es valiosa mientras no permita la pérdida de identidad de cada persona.


Tal situación es una de las tantas secuelas que el mundo construido ha ido dejando en las personas, y es una desventaja, pues éstas con su sola existencia aportan al mundo en construcción y bajo la ficción de sentirse diferentes terminan todos actuando igual: imponiendo su forma de construir y desconociendo a aquel que no construya igual, es decir, el ser humano quiere sentirse diferente a la vez que quiere que el resto de seres humanos sean iguales a él. Así jamás se emprende la lucha por ser distinto, pues esto implicaría o atreverse a creer en Utopías y ser juzgado por loco o atreverse a abandonar los privilegios para alcanzar la garantía de los derechos humanos, algo que resulta siendo realmente incómodo.


El mundo en construcción es responsabilidad de todos, pero está construyéndose inconscientemente. No tiene Norte, porque tiene mil nortes, y ésta parece ser la causa de un estancamiento general. Todos van por su lado, buscando sus intereses con individualidad. Todos caminan en direcciones opuestas de tal forma que el avance en la obra se hace nulo. Hay coyunturas pero al no ser asumidas conscientemente terminan desvaneciéndose con facilidad. Hay tanta dispersión y tanto afán, que este mundo en construcción ha llegado a significar la destrucción del Ser Humano.



Sin embargo nos queda otro mundo, un mundo por construir, un mundo que está en nuestros corazones y que cuenta con nuestras manos para ser edificado. Es ese mundo que soñamos, pero que para construirlo necesitamos reconocer nuestra gregariedad, saber que ésta es una obra común que sólo puede lograrse mediante el trabajo en conjunto, en comunidad.



Es una obra que no podemos realizar solos, pero en ella cada aporte que se hace de manera individual, en busca del beneficio general, es valioso, pues significa que se ha asumido un compromiso personal con la construcción de humanidad, y porque, aunque silencioso, es el camino que hará posible un cambio capaz de permanecer en el tiempo, pues éste se basa en una transformación desde adentro, es decir, no de instituciones, si no de cosmovisiones. Lo que haga una persona en contravía de lo que se le ha impuesto y en dirección al reconocimiento de la dignidad humana, es el testimonio de que es posible construir con y por los otros; pues si una persona se transforma, con ella se transformará el mundo también.



María Botero Mesa.

2 comentarios:

  1. María, que bonito texto, hace mucho no leía sobre humanismo, cuando estaba leyendo sentía una corriente de aire que refrescaba mi espíritu, e inflamaba mis pulmones de energía y ganas de salir corriendo a cambiar el mundo. excelente texto

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  2. Es muy gratificante descubrir que en medio de tantos se puede intentar ver "Un Mundo distinto" sin la necesidad de DOMINIO o invasión, respetando los pensamientos, creencias e ideales de los demás para llegar a una misma libertad.
    Excelente M.

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