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El Colectivo Estudiantil Ágora fue fundado en razón a la necesidad de construir criterios que problematicen los conflictos sociales, a partir del ejercicio intelectual. ¡Por esto y las innumerables razones que apremian nuestra conciencia, clamamos por la liberación de las ideas y el alto pensamiento crítico!

7 de febrero de 2012

Reducción del lenguaje, limitación del pensamiento.



No ves que la finalidad de la neolengua es limitar el alcance del pensamiento estrechar el radio de acción de la mente,al final acabamos haciendo imposible todo crimen del pensamiento. George Orwell, en 1984.
Sorprende como quienes mueven los hilos del mundo han logrado implantar la visión sin mayor oposición que vivimos en una sociedad feliz y que el sistema moderno de producción capitalista es la construcción más acabada y perfecta de la humanidad.

Sorprende aun más como han logrado instalar en el imaginario colectivo la concepción de satisfacción individual y egoísta, como valores supremos y rectores de la vida social; para ello encontramos en todos los espacios posibles e imposibles de la vida, y la cotidianidad de cada persona, sirenas publicitarias que pregonan y adulan las bondades insuperables de tan maravilloso mundo desbordado de bienes y servicios.

Después de leer las anteriores líneas muchos habrán ubicado inmediatamente mis ideas en algún espectro de las ideologías políticas, que dividen a la humanidad entre “nosotros” y “ellos” entre “buenos” y “malos”; en fin, podemos encontrar innumerables construcciones lingüísticas que expresen dicha contradicción entre las partes.

Pero definitivamente esa es mi intención y configura la materia prima de mi exposición, tal es, presentar como el lenguaje se ha convertido en un mecanismo homogeneizador y a la vez excluyente.

El espectro ideológico al que me referí anteriormente es el “Marxismo”, pues cuando estamos frente a conceptos tales como –sistema, individual, egoísta, ideología, producción- por nombrar conceptos muy pacíficos y si se quiere cotidianos, pareciera que por un acto reflejo y de forma inconsciente o automática nos trasladáramos al campo teórico propio del Marxismo y sus continuadores, causando desde sonrojos e intranquilidad hasta sensaciones de inseguridad por siquiera leer planteamientos ya dados por inexistentes o anacrónicos desde el actual debate político.

Mi intención en ningún modo es defender o reconocer aciertos del marxismo, más bien es, mostrar como el desprestigio de dicha teoría o ideología, se convierte en la mejor estrategia psicológica que pueden usar los actuales directores del rumbo de la humanidad para desvirtuar y vaciar de contenido cualquier crítica o rechazo que se haga desde el ámbito personal o colectivo a sus decisiones y acciones con respecto al conglomerado mundial.

Digo estrategia psicológica porque a través del lenguaje, del cual construimos nuestra realidad por medio de los conceptos, logran influir sobre nuestras emociones, percepciones y valoraciones, moldeando nuestra actitud frente a conceptos que definen procesos y situaciones de la vida real y cotidiana de cada persona, de cada sociedad. No hablo aquí de hipnotismo o mensajes subliminales, (si a alguno se le ocurre), hablo repito nuevamente del lenguaje.

Desde los medios de comunicación, la instrucción académica, los mensajes publicitarios, las religiones, entre otros, se nos presenta una gama de conceptos que son valorados como positivos dado su utilidad para expresar los beneficios del actual estado de cosas, pero también se nos presenta una gama de conceptos que son valorados como negativos dado su utilidad para expresar las falencias y perjuicios del actual estado de cosas; cabe aclarar que pueden ser los mismos conceptos, su ubicación positiva o negativa depende de lo que expresen, pero también existen conceptos muy propios de cada lista.

Después de presentar mi rudimentaria clasificación entre conceptos paso a exponer como aplica lo de homogeneización, y es muy sencillo, pues si los conceptos negativos son rechazados y proscritos por designar fallas y carencias del actual estado de cosas, quien use dichos conceptos para expresar y develar esas fallas y carencias también será rechazado, señalado, desprestigiado, burlado y excluido del consenso social, en consecuencia la gran mayoría de personas buscará expresar su visión del mundo de acuerdo a los conceptos de valoración positiva y hacer parte del gran coro adulador, o en su defecto no expresará nada.

Ahora bien, si la crítica que presenté en los dos primeros párrafos logro trasladarlos al campo teórico del marxismo es el ejemplo más claro de lo antes expuesto, es decir, confirma que cualquier concepto o construcción lingüística que exprese y denuncie la miserias del actual estado de cosas es vinculado inmediatamente con ideologías desprestigiadas y en gran medida proscritas, esto para eliminar y prevenir cualquier tipo de aceptación entre la comunidad de que las realidades sociales pueden mejorar; aún cuando como en dichas líneas ni siquiera se plantee la necesidad de otro sistema económico o político pues simplemente se plantea una crítica aun estado de cosas que en mi criterio no es muy afortunado.


Podemos aceptar pues que no es necesario leer a Marx para criticar el estado de miseria, exclusión y destrucción que genera la manera como proyectamos el rumbo de la humanidad en la tierra; Más bien, dicha crítica procede de la indignación que nos genera saber que miles de personas mueren cada día de hambre y que millones de personas carecen de los mínimos recursos para llevar una vida digna, máxime cuando esto sucede en la época donde más recursos económicos, tecnológicos y científicos existen para aminorar dichos males.

Quiero plantear de acuerdo a lo antes dicho, que en el fondo la satanización de los conceptos no radica ni siquiera en la desconfianza en otros sistemas políticos sino en la necesidad de limitar el lenguaje y con ello las ideas, es decir, presentar el sistema actual como perfecto y funcional y la más elevada construcción de la humanidad que no merece crítica o proposición de cambio alguno.
para esto parto del desprestigio que aplican a personas con ámbitos tan diferentes como militantes de izquierdas, sindicalistas, trabajadores sociales, defensores de derechos humanos, defensores de animales, ambientalistas, en fin todos los que de una u otra manera consideran que la humanidad debería ser más humana, fraternal, solidaria y menos rapaz y miserable.

Para terminar propongo el ejercicio de preguntarnos si vale la pena entrar en el juego de usar sólo los conceptos de valoración positiva, es decir, ya no se habla de pobreza, se dice personas de bajos recursos o de poco poder adquisitivo, ¿acaso la situación de esas personas cambia con el cambio de conceptos?, ¿acaso hablar en términos cuantitativos reduce nuestra sensibilidad frente a su situación? ¿Acaso esa insensibilidad es presupuesto para mantener nuestra inacción frente a la solución de dicho mal?, y así, muchos conceptos nos empujan a la autocensura y a que limitemos su uso para no caer en el nada agradable campo de la señalización, etiquetamiento o la desvalorización de lo que se plantea simplemente por hacer uso de los que llamo “conceptos prohibidos”.
Politicrisis

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