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El Colectivo Estudiantil Ágora fue fundado en razón a la necesidad de construir criterios que problematicen los conflictos sociales, a partir del ejercicio intelectual. ¡Por esto y las innumerables razones que apremian nuestra conciencia, clamamos por la liberación de las ideas y el alto pensamiento crítico!

17 de agosto de 2012

Desde la calle



Tiene ocho años, la ropa rota y la cara sucia, pero en ella una sonrisa impecable. El brillo de sus ojos pinta de todos los colores ese lúgubre mundo que los atraviesa y que es recreado en su mente tejiendo una realidad más amable. Así, se disfraza de nube con el humo de los autos para camuflarse en el paisaje, y se divierte al ver que su presencia no es percibida por los transeúntes.

En las tardes se entretiene con burbujas, esas en las que se encierra la gente para aislarse del que sufre y conservar la comodidad. Luego juega a ser grande y a trabajar, pero pronto se aburre y prefiere imaginar que puede jugar.



Cuando llega la noche a  veces sueña, inclusive mientras duerme, y en sus sueños se repite constantemente una imagen que, al igual que toda su historia, no entiende pero tampoco olvida.

Han sido ocho años dibujados al margen de lo que en una sociedad llaman derechos, pero aún así ocupan un lugar importante en el mantenimiento de esa forma de sociedad, pues han transcurrido en la base de lo que hace posible la existencia de privilegios: la pobreza. No hablo precisamente de los privilegios de grandes y millonarios empresarios, me estoy refiriendo a los privilegios de un ciudadano común. Sí, porque todos tenemos derechos pero éstos mutan a privilegios para aquel que logra leerlos en su cotidianidad y no sólo en un papel.

En las tardes algunas veces recibe pan, pero nunca ha recibido respuestas. Aquellos inacabables porqués de un pequeño que apenas empieza a tomar conciencia en la comprensión de su entorno, esta vez han permanecido y han empezado a pesar, a doler.

Posiblemente parezca que describo algo que diariamente sucede en las calles, pero no es ese mi propósito, lo que intento es describir algo que a diario sucede en los corazones. Busco poner en estas letras el espejo de una sociedad indiferente, porque no entiendo cómo pueden existir tantos analfabetas que no saben leer lo que se esconde tras el rostro de quien sufre.

Quizás si existe un destino, pero quizás no. Tal vez podemos hacer algo, tal vez somos los únicos que pueden hacer algo, tal vez afuera nos estén esperando.


María Botero Mesa

2 comentarios:

  1. analfabetas que no saben leer la realidad, entre esos yo, que apenas empiezo a comprender las primeras vocales y no se si me alcance la vida para aprender a leerla..que buen texto.

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  2. Tras cada rostro se esconde una inimaginable historia, pero tras el rostro de quien sufre por causa de la desigualdad social se esconde una historia en la que todos somos partícipes, posiblemente culpables por omisión.

    Leer lo que se esconde tras el rostro de quien sufre, tal vez sólo consista en acceder al sentimiento que lo inunda, comprender su sentir, hermanarse a él, desear una realidad distinta y comprometerse con ella. Aprender este alfabeto no es una meta, es todo un camino, una interminable construcción.

    Pienso que empezar a comprender las primeras vocales impide que sigas llamándote "analfabeta", creo que podrías considerarte "aprendiz de la vida".

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