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El Colectivo Estudiantil Ágora fue fundado en razón a la necesidad de construir criterios que problematicen los conflictos sociales, a partir del ejercicio intelectual. ¡Por esto y las innumerables razones que apremian nuestra conciencia, clamamos por la liberación de las ideas y el alto pensamiento crítico!

25 de mayo de 2013

Acerca de los mártires de Bangladesh

Escrito por: Rodrigo Saldarriaga

El trabajo, esa actividad que el ser humano desarrolló para generar riqueza y para buscar la felicidad, ha sido convertida por el capitalismo y su expresión depurada del neoliberalismo en la condena a muerte para quienes la ejercen: los trabajadores.

Hoy guardamos luto por los 1.100 muertos de Bangladesh y nuestro sentido homenaje no puede ser más que nuestra indignación y la denuncia a los capitalistas voraces que han convertido los miserables pueblos del mundo en cotos de caza privados protegidos por gobiernos lacayos y por organizaciones creadas por ellos mismos para proteger sus capitales: la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y todos los tratados de libre comercio.

Que 1.100 hombre y mujeres hayan muerto, (1.100 víctimas son la mitad de los muertos de la tragedia de las Torres Gemelas) por la insaciable ambición de prestigiosas empresa con sus grandes marcas, que apoyados por inmorales legislaciones oprimen hasta la esclavitud a los proletarios de las naciones pobres del mundo, merecen nuestra condena y la de todos los trabajadores del mundo entero.

El capitalismo emergió en la historia “chorreando sangre por todos sus poros”, pero ni el propio Marx imaginó la oprobiosa situación a que serían sometidos los proletarios bajo la ergástula del neoliberalismo, ni los mismos keynes y ricardos soñaron con las fantásticas ganancias en la época del neoliberalismo.

Los mártires de Chicago sacrificaron sus vidas en el altar de la lucha por los derechos de los trabajadores y las víctimas de Bangladesh inmolaron sus vidas en el infierno de los 70 dólares mensuales.

Arde la clase y clama justicia, así esta sea solo con la historia: hoy necesitamos a Victor Hugo, a Dickens, a Zola, a Brecht, a Gorki, a Marx, a Lenin, a Mahecha , a María Cano, a Mosquera para levantar las dolidas banderas de los trabajadores.

Los mártires de Bangladesh han bañado en sangre las delicadas piezas de los arturos calle, de los benettons que hoy adornan la vanidad de miles de cuerpos de los ávidos consumistas impulsados por el neoliberalismo.

El sufrimiento de la más humilde de las obreras sacrificadas en Bangladesh es el sufrimiento de toda la clase trabajadora y el sufrimiento de cada uno de los obreros del mundo entero.

El Manifiesto no es una pieza de museo, es el más brillante de los productos espirituales del ser humano: ¡Proletarios de todos los países uníos!

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